Para muchos, Fernanda de Utrera es la mejor cantaora por soleá de todos los tiempos, o al menos del siglo XX, dejando este título para la Serneta en los tiempos anteriores a las grabaciones de sonido.
Os traemos algunos apuntes extraidos de la red, y enlaces con más información sobre esta artista y su cante, junto con archivos sonoros y vídeos de youtube. Esta entrada se decia de forma específica al cante por soleares de Fernanda. Su maestría en otros cantes, y sus interpretaciones con su hermana, quedan para otro sitio.
<<Fernanda Jiménez Peña (Utrera (Sevilla), 1923/2006). Cantaora
Nieta de Fernando Peña Soto Pinini, hermana de la Bernarda de Utrera, lleva en su sangre todas las credenciales precisas para ser cantaora de raza. La Fernanda es en verdad eminente en el cante por soleá, y también notable en algún otro estilo -bulerías, tangos, las cantiñas de su abuelo el Pinini-, y en fandangos se sale de lo común.
Pinini
Con su hermana Bernarda
Porque hay que poner el corazón, dice ella: "Yo tengo un fandango grabao, eso de a mis niños no me los abandones..., pues desde que murió una hermana mía eso no lo pueo yo cantar, porque me acuerdo de mi hermana que dejó a sus hijos solos. Me la pide la gente y forzá la canto; pero me entra un repelugno y una descomposición de cuerpo que no pueo, ea, que no pueo".
Las soleares de Fernanda de Utrera pueden ser memorables. Su voz oscura y rota, casi siempre insuficiente pero preñada de duendes y misterio, era un instrumento que transmitía emoción y escalofrío en cada uno de los tercios.
González Climent lo contaba así: "Toda ella es revulsión, insatisfacción, búsqueda, pelea por su propia expresión. No tiene facultades normales. Llegar a la 'forma' del cante, sólo ello, constituye un triunfo para la Fernanda. Siente mucho más de lo que puede decir externamente. Pero al precio de muchas angustias, desórdenes y agotadoras rebuscas internas, llega a decirlo (...) La cantaora de Utrera exige imposibles a su voz bronca y regateada, extrema su concentración psíquica, escarba violentamente la fuerza humana de sus gritos y alcanza límites crueles, casi bárbaros.
La Fernanda se convulsiona físicamente, estrella brazos al vacío, cierra los ojos, reclama duendes, busca compromisos elementales que le permitan descender y ascender sobre sí misma hasta arañar el jipío valioso. Tiene voz y rajo de templo. Dueña de un gran sentido de la armonía, pero sin entorpecimiento para sus audacias vitales, no imita absolutamente a nadie. Pellizca en el mismo temple inicial. Sus jipíos asustan.
Sus silencios son tan cardíacos como plásticos (...) Su gestión flamenca es un sufrimiento del que no podemos escapar. Gestión o comunión -entiéndase correctamente- sólo sostenible en la misma órbita emocional en que sitúa y nos sitúa la Fernanda. En pocos segundos nos arrastra al fondo de su misterio. Tira de nosotros como si se tratara de una pleamar anímica. Su zona de influencia es implacable. La Fernanda bloquea, invade, hiere".>>
También en Flamenco-World, este especial, del que extraemos algunos fragmentos
<<Hoy en día, cuando se habla del cante de Utrera o de la soleá de la Serneta, todo aficionado sabe que es una referencia a Fernanda Jiménez Peña, Fernanda de Utrera, sin lugar a dudas, la cantaora más universalmente admirada de nuestro tiempo. A pesar de tanta tradición y tanta estirpe, el sello de Fernanda es inconfundible y personalísimo. Si no tiene imitadores quizás sea porque es inimitable.
¿Qué tendrá esta cantaora que durante décadas ha fascinado a aficionados y estudiosos del flamenco? Esquivando las ristras de adjetivos grandilocuentes empleados por escritores, críticos y flamencólogos buscando la manera de dar explicación a la misteriosa atracción de esta singular voz, se podría decir que, por un lado, Fernanda de Utrera es poseedora de dos dones fundamentales e imprescindibles: un sentido infalible del compás, siempre con denominación de origen de Utrera y una armonía innata.
Por otro lado, estas cualidades están al servicio de una sensibilidad artística exquisita y una voz imposible, rota, ronca… un grado de 'insuficiencia' que, normalmente, desaconsejaría cualquier actividad profesional relacionada con el uso de las cuerdas vocales. Y en este curioso balancín de ventajas y desventajas, reside gran parte de la magia.
El cante de Fernanda es una lucha extraordinaria, una pelea que, a duras penas, es ganada por la cantaora cada vez que conduce al oyente por un paisaje terrible y desolador que ella acaricia y abraza sin miedo. Incluso en los estilos más livianos, hay sombras, peripecias y desafíos en cada giro. Hasta los silencios son peligrosos. Todo es riesgo. Esta voz es, posiblemente, la que más acerca a los amantes del flamenco a los "soníos negros", un concepto idealizado de cómo debe sonar el cante flamenco más puro.
Para unos, es "cortita", queriendo decir que no domina un amplio repertorio de estilos de cante, que no sale de su soleá, sus bulerías, sus tangos, sus fandangos y sus alegrías de Pinini. Para otros, es la diosa. Reina, diosa… ¿o monja? En los años noventa, ya mayor, cuando se le pregunta en una entrevista que si echa de menos el haberse casado y tenido una familia, contesta que no, que se siente casada con el cante.>>
Con Farruco
Con Curro Mairena y Joselero de Morón
Con Anzonini
Otros enlaces a páginas con información sobre Fernanda de Utrera:
Para terminar, os dejamos este capítulo de la serie Rito y Geografía del Cante, dedicado a Fernanda de Utrera
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